Miles de campesinos iniciaron hoy su marcha anual hacia la capital, exigiendo políticas estatales para el campo. Aunque el reclamo es histórico, sectores opositores sin base rural buscan sumarse, generando críticas por oportunismo.
Analistas alertan sobre riesgos de violencia: temen que grupos infiltrados provoquen enfrentamientos, reviviendo el fantasma del “Marzo Paraguayo” (1999). “No queremos que manipulen nuestra lucha”, advirtió un líder campesino.
El gobierno garantizó seguridad y pidió evitar “agendas ajenas”. Mientras comerciantes y vecinos piden que la protesta no afecte actividades diarias, la ciudadanía espera que prevalezca la paz.






