diciembre 10, 2024

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EE. UU. llega a su gran día electoral sin un vencedor claro en el horizonte

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Los ciudadanos estadounidenses están llamados mañana martes a las urnas para determinar el futuro político del país durante los próximos cuatro años. La vicepresidenta Kamala Harris aspira a prolongar el gobierno demócrata ante un Donald Trump que busca hacer historia volviendo a la Casa Blanca cuatro años después, en un contexto en el que las encuestas evitan dar por sentada la victoria de alguna de las dos candidaturas.

Aunque el proceso como tal lleva semanas en marcha habida cuenta de que los ciudadanos ya han podido votar por correo e incluso de manera presencial, mañana será el gran día. Cuando cierren los colegios electorales -la mayoría lo harán entre la 1:00 y las 6:00 de la España peninsular-, comenzará un goteo de proyecciones y resultados a partir del cual conocer al futuro inquilino de la Casa Blanca.

Técnicamente, los ciudadanos no eligen de manera directa al presidente, sino a los integrantes del Colegio Electoral, en virtud de un particular sistema que establece que la candidatura vencedora en cada estado se lleva todos los representantes en juego en dicho territorio; a excepción de Maine y Nebraska, donde el reparto es proporcional.

No existe un gran organismo federal en el que seguir la noche electoral, por lo que el goteo de proyecciones de los grandes medios irá tiñendo el mapa de azul o rojo en función de cada estado. La media general de encuestas da una clara ventaja a Harris en voto popular, pero la exsecretaria de Estado Hillary Clinton experimentó hace ocho años que no basta con obtener más sufragios que su rival sino imponerse en zonas claves, los conocidos como ‘swing states’.

Estos territorios no votan claramente demócrata o republicano y oscilan en función de cada cita. La media nacional de encuestas de RealClearPolitics apunta que en los estados en disputa, Trump mantiene su ventaja en Arizona, Nevada, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia, mientras que Harris parte por delante en Wisconsin y Michigan.

El contador de cada candidato irá subiendo a lo largo de la noche y una vez que uno de ellos alcance los 270 electores, más de la mitad de los integrantes del Colegio Electoral, se le proclamará ‘de facto’ vencedor. La tradición marca entonces una sucesión de discursos de victoria y derrota, si bien Trump hace cuatro años se negó a reconocer públicamente el triunfo del actual presidente, Joe Biden.

La Casa Blanca no es lo único que está en juego, ya que la Cámara de Representantes, controlada actualmente por los republicanos, se renovará totalmente, y en el Senado, con dominio demócrata, se ponen en juego una tercera parte de los escaños. Controlar el Legislativo o al menos una de las dos cámaras es imprescindible para que un presidente pueda tener margen de maniobra política, tanto simbólica como práctica.

F:LN

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