Notable, pero las organizaciones sin fines de lucro (OSFL) que surgieron y multiplicaron con banderas de la transparencia, la lucha contra la corrupción, el control de gastos públicos son las que en su mayoría funcionan al margen de lo que plantean. Nuestro diario había revelado los proyectos millonarios e incalculables de una red de oenegés en torno al Estado de la pareja de excandidatos de la Concertación, Bruno Defelippe y Soledad Núñez. Disfrazados de organización civil incluso movían operadores políticos que, mientras hacían campaña por los mencionados políticos, eran reclutados por oenegé de los mismos (Alma Cívica) para “controlar” elecciones.
Así como el clan Núñez – Defelippe hay muchos otros con oenegés que exprimen al Estado, se financian mediante proyectos públicos, convenios con entidades con estatales y tienen misteriosas fuentes de financiamiento desde el exterior. Otro sonado ejemplo es la alevosa repartija del dinero público entre el clan Carrizosa – Alcaraz, gracias a convenios con entidades sensibles y que fue la detonante para que un grupo de senadores presente el proyecto de ley de control, transparencia y rendición de cuentas de las OSFL.
El secreto del negocio puede llegar a su fin ya que se estipula la declaración del origen y destino de fondos recibidos, rendiciones de cuentas de gastos, plantel involucrado, informes semestrales, etc., que deberán estar disponibles en un Registro Nacional de OSFL.