El Gobierno del Paraguay expresó oficialmente su rechazo al establecimiento de un impuesto global al carbono, propuesta que se encuentra en estudio en el seno de la Organización Marítima Internacional (OMI). La posición nacional fue dada a conocer anoche a través de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el que se argumenta que la medida “contraviene el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y profundiza las asimetrías entre países desarrollados y en vías de desarrollo”.
Según la Cancillería, el Paraguay no acompaña la propuesta porque afectaría directamente a las economías más pequeñas y aumentaría las desigualdades en el comercio internacional. “La política exterior del Paraguay en materia de navegación se orienta hacia la eficiencia y la facilitación del comercio, por lo que se insta a establecer medidas cooperativas basadas en incentivos, antes que un enfoque punitivo que no considere las necesidades diferenciadas de los países, en particular, la de los Países en Desarrollo Sin Litoral”, señala el comunicado.
Además, el texto advierte que un tributo universal al carbono crearía una ventaja artificial para los productos más próximos a los grandes mercados, afectando la competitividad de los países alejados de los puertos marítimos.
Elogio desde Estados Unidos
La postura paraguaya fue celebrada por el subsecretario de Estado de los Estados Unidos, Christopher Landau, quien respondió públicamente al pronunciamiento de la Cancillería Nacional.
“¡Gracias querido Paraguay, donde aún prevalece el sentido común! No les corresponde a organismos internacionales imponer impuestos a los ciudadanos ni a las empresas de las naciones soberanas del mundo”, expresó Landau en sus redes sociales.
Por su parte, el senador estadounidense Marco Rubio, jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores, advirtió que la iniciativa impulsada por la ONU incrementará los costos de la energía, los alimentos y los combustibles a nivel global, y ratificó el “no rotundo” de su país a la propuesta.
El debate sobre el impuesto al carbono
El impuesto global al carbono es una medida ambiental que busca gravar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), especialmente el dióxido de carbono (CO₂), con el fin de desincentivar la contaminación. Sus promotores sostienen que la emisión de estos gases tiene un costo social y ambiental elevado, con consecuencias en la salud pública, la agricultura y la infraestructura.
No obstante, países en desarrollo y sin litoral, como Paraguay, advierten que su aplicación sin criterios diferenciados afectaría la competitividad y el crecimiento económico, penalizando injustamente a las naciones con menores responsabilidades históricas en el cambio climático.






