Desde hace tiempo, la senadora Kattya González ha sido objeto de notables cuestionamientos debido a un comportamiento llamativo que va más allá de su papel como parlamentaria. Se ha iniciado en actividades de escrache, pero la ciudadanía exige más que eso de un representante parlamentario: capacidad y preparación para el cargo.
Lo que inicialmente parecía un caso aislado ha llevado a años de investigación, donde se revelan preocupantes hallazgos. A pesar de ser abogada, su título de doctorado se cuestiona, mostrando un desconocimiento de normas jurídicas o un posible uso indebido de influencia para obtenerlo.
La investigación detalla la violación de tres disposiciones legales debido a un presunto título falso. La senadora, en lugar de responder a las acusaciones, busca el desafuero, aparentemente utilizando su cargo para evitar el escrutinio. Su actitud chantajista y abuso de fuero son señalados como problemáticos.
La situación toma un giro más impactante cuando la senadora, valiéndose de su inmunidad parlamentaria, acusa y desacredita a una institución sin pruebas. Sin embargo, meses después, surge una factura de cobro de su hermano en dicha entidad, generando más preguntas y la necesidad de una investigación a fondo.