Ni el lugar ni la cantidad de personas fueron un impedimento para que una mujer propine golpes en el rostro a su marido. Lo hizo en la sede de la Fiscalía, en presencia de sus hijos y de funcionarios, sin importar nada.
Ni el lugar ni la cantidad de personas fueron un impedimento para que una mujer propine golpes en el rostro a su marido. Lo hizo en la sede de la Fiscalía, en presencia de sus hijos y de funcionarios, sin importar nada.
La idea era encaminar todo a una solución. La fiscal Natalia Montanía preguntó a ambos sobre el inconveniente que tenían, pero, lejos de encontrar respuestas tranquilas, rápidamente la conversación de acaloró y se llenó de improperios mutuos.
En un momento dado, la mujer se tornó más agresiva y el hombre decidió callarse. Una vez en el pasillo, la joven dio varios golpes en el rostro a su marido, pero nadie lograba intervenir.
Recién allí llamaron a la guardia de la Fiscalía y a policías, quienes finalmente redujeron a la agresora, todo esto, en presencia de los hijos.
La mujer está imputada por violencia familiar y violación del deber del cuidado. Quedó a cargo del Juzgado Penal de Garantías.
Exclusivamente con el fin de preservar las identidades de los menores, también se mantienen en reserva los nombres de los padres.